Me quedaba un tomate valenciano enorme y o lo utilizaba o iba a estropearse. Justo el día anterior mi amiga Mabel publicó en IG un Carpaccio de tomate y gremolata. Me enamoró al verlo y le dije que lo prepararía pero no estaba preparada para copiárselo tal y como ella lo hizo. El tomate no podía esperar a que yo me pusiera las pilas así que no se parece en nada al de Mabel.
En primer lugar, no tengo una mandolina porque la que tenía me dio un resultado horrible a pesar de que no era barata, se me quitaron las ganas de repetir. Lo que sí que hay en mi cocina es un cuchillo enorme buenísimo, lo afilé y sin congelar el tomate un poco como hace mi amiga, lo fui cortando todo lo fino que el tomate me permitía. El tomate valenciano nunca lo pone muy fácil. Por otro lado y para seguir con las dificultades, ya no tengo mortero en casa, algo que no es normal en casa de una valenciana que se precie porque en nuestra cocina se usa y mucho, especialmente para hacer el “all i oli”. Mabel pica un ajo con cacahuetes, ralladura de limón, sal, perejil y pimienta. Deseché la idea del ajo crudo porque me cae fatal y revisé de nuevo en la nevera y la alacena. El ojo de recicladora descubrió fácilmente un trozo de parmesano y unas pocas avellanas. C’est fini!
La primera vez que comí carpaccio fue en Burdeos hace siglos y era de carne. Recuerdo cómo fácilmente nos iban sacando bandejas con la carne cruda finamente cortada y sobre ésta, lascas de parmesano. Tal y como se iba acabando el contenido, las bandejas quedaban amontonadas formando una pila bastante grande. Era tan fino y escaso el contenido, que no te saciabas fácilmente. No recuerdo si fue caro o barato, pero sí la escena de las bandejas, algo que no he vuelto a ver. Ahora no sería capaz ya que la carne no forma parte de mis alimentos cotidianos. Como mi resto de parmesano estaba más que duro y no quedaba suficiente, era imposible formar lascas con él, por eso mi carpaccio no es muy seductor pero lo comparto porque es de lo más sencillo y está realmente bueno. Si tienes tomate, parmesano y un buen aceite, agregas el fruto seco que te guste o tengas en la cocina y en nada, está listo. Y si no, lee cómo lo ha hecho Mabel.
Como mi receta es de total aprovechamiento, se va a acompañar al resto de aportaciones de mi proyecto 1 +/-100, desperdicio 0 de este mes. Está muy vació porque es agosto y la gente anda en otras cosas. Agradezco las visitas que no han sido pocas a mi blog a pesar de ser verano.
Espero que compréis un buen tomate, con mucho sabor a verano y preparéis el carpaccio.
Pinchad en el siguiente enlace que os dirige a los recopilatorios de cada mes para que podáis acceder fácilmente a todas las recetas presentadas en 1 +/-100, desperdicio 0 y En buena onda desde su inicio. Y si queréis saber en qué consisten los proyectos, pinchad en los enlaces o en los logos. Os invito a participar.
- 1 tomate hermoso y maduro (el mío valenciano)
- avellanas u otro fruto seco
- parmesano
- aceite de oliva virgen extra
Antes de empezar…
- Si se tiene tiempo, congelar el tomate media hora antes de la preparación. Como yo no lo tenía congelado, lo pelé. También se puede pelar antes de congelarlo.
- Cortar trozos de parmesano, si se tiene una pieza más grande, cortar lascas.
Preparación tradicional
- Cortar lonchas muy finas de tomate con una mandolina o con un cuchillo muy afilado.
- Picar las avellanas groseramente. Si es con la TMX, 4 segundos, velocidad 4.
- Si no se tiene mucho parmesano como era mi caso, triturar menudo o picarlo.
Montaje
- Distribuir el tomate en la fuente o plato de forma que quede bonito. Distribuir por encima la avellana y el queso y rociar con aceite de oliva, sal y pimienta.
- Dejar reposar unas horas para que macere todo, mejorará mucho el sabor aunque a lo mejor pierda un poco visualmente.
Bon profit!
Otros carpaccios en Thermofan:
Carpaccio de calabacín, sabor pesto
Carpaccio de calabacín, bacalao y naranja
Tomate rosa, falso carpaccio
Hola, Marisa: por fin encuentro un ratito para visitar tu blog. Este carpaccio de tomate me gusta mucho, tiene una pinta bárbara y no me cabe la menor duda de que está buenísimo, así que lo tendré en cuenta, pero me has dejado perpleja con eso de no tener mortero ¿Cómo puedes vivir sin uno? ¡¡¡Si es algo imprescindible en la cocina!!! Por mucha Thermomix o minipimer que tenga (que me encantan) mi lema es ¡No sin mi mortero! En mis cocinas tengo de varios tamaños de esos de cerámica amarilla con manchitas verdes y suspiro por tener uno de granito o uno de piedra vocánica y me reprimo por no añadir un cacharro más 🤣
ResponderEliminarBueno guapa, sigue disfrutando de lo que nos ueda de verano. 😘😘😘