Ciruelas asadas con mistela

Estoy estos días sin ningún tipo de edulcorante en casa. Lo terminé el sábado y también ando en un dilema. En poco tiempo el azúcar de abedul, que es el que llevo usando en los últimos años o no lo venden donde lo compraba o empiezo a leer comentarios de si es azúcar de abedul realmente o nos han estado dando en su lugar, ¿maíz? Que si es chino y no proviene de Finlandia, no encuentro el ecológico que compraba por ningún sitio…

Por otro lado, se ha puesto de moda el eritritiol y mi experiencia desde las Navidades pasadas (que fue la primera vez que lo compré), no fue buena en preparaciones en las que tenía que hornear y tuve que tirar alguna cosa rica que llevaba almendra porque me quedó como una piedra. También noté y no sólo yo un sabor como picante. Desde entonces, lo que me quedaba del paquete de 1 kg que compré, lo he ido usando en frío o en recetas tipo natillas y ahí sí que he notado que es verdad que produce muchos menos gases, es cierto que sienta mejor. Está de moda y tendré que seguir experimentando, pero si me vuelve a tocar tirar a la basura algo…

Finalmente, llevo tiempo observando la cantidad de dátiles que consumen los veganos o quien quiere evitar el consumo de azúcar refinado con el fin de sustituir éste y los edulcorantes en sus preparaciones dulces. Es genial, pero consumir deliciosos dátiles en exceso no es tan sano como lo pintan. Son una fruta deshidratada con mucha cantidad de hidratos de carbono y también de azúcar, mucho potasio y bastante aporte energético. Aunque tienen también excelentes  propiedades para nuestra salud, no son aptos para diabéticos y menos si los tenemos que utilizar en cantidad para recetas dulces.

Todo eso ha contribuido a que no haya comprado nada todavía. Pero surgió una receta de aprovechamiento que publicaré en breve y me quedaban tan solo, 20 g de eritritiol y 0 g de azúcar de abedul. Así y todo me puse a ello y no me arrepiento. Mostré un “reel” en IG sin tener ni idea de si todo iba a ir a la carpeta del olvido o no. En ese proceso surgió la idea de utilizar estas ciruelas y me alegro porque no os podéis imaginar cómo me gustaron y lo bien que funcionaron como acompañamiento de la otra receta.

Compré ciruelas amarillas porque estaban rebajadas en el supermercado pero al llegar a casa no las consumí rápido y siguieron duras una semana y pico. Soy de fruta madura y cuando estaba preparando la receta de la que os he hablado, probé y las asé en el microondas con un poco de mistela. La mistela es un vino dulce tipo moscatel que se elabora en tierras valencianas. La que tengo en casa se la regalaron a mi hijo unos padres de un alumno y está muy, pero que muy buena.

Sin nada absolutamente de azúcar o edulcorante, aprovechamos el dulzor de la fruta y el dulzor del vino que al cocinar la fruta pierde el alcohol. La ciruela al no estar madura aporta su punto de acidez pero no en exceso. Yo no sé a vosotros, a mí me ha encantado y por eso, publico esta “casi no receta” por separado y os obligo a esperar unos días más. Y cuando consiga resolver mis dilemas con el tema edulcorantes, ya os lo haré saber .💛

Fruta, unos pocos minutos en el microondas y muy poco vino. Como es una receta en la que utilizo el microondas, la añado para que acompañe a las que ya están en nuestro proyecto En buena onda. Si queréis saber qué más se está publicando, pinchad aquí. Pero como también aproveché las ciruelas, las añado también a mi proyecto 1 +/-100, desperdicio 0

Os invito a participar y a seguirnos. Llevamos desde octubre de 2018 y no es poco ¿verdad?

Pinchad en el siguiente enlace que os dirige a los recopilatorios de cada mes para que podáis acceder fácilmente a todas las recetas presentadas en 1 +/-100, desperdicio 0 y En buena onda desde su inicio. Y si queréis saber en qué consisten los proyectos, pinchad en los enlaces o en los logos. Os invito a participar.

Ingredientes

- 5 ciruelas, las mías amarillas

- 2 cucharadas de Mistela Moscatel Vino de Licor Cimas de Teulada

Preparación tradicional y horneado en microondas

- Lavar bien y hacer dos cortes a lo largo de la ciruela, uno enfrente del otro. No quitar el hueso.

- Ponerlas en un plato apto para microondas y verter el vino por encima.

- Programar, 3 minutos a 750 W. Darles la vuelta e ir programando intervalos de 2 minutos a la misma potencia hasta que al pincharlas estén blandas. Las tuve 8 minutos, pero el tiempo dependerá del tamaño de la fruta y de la potencia del microondas.

- Dejar que se enfríen y quitar el hueso.

- Se habrá formado una especie de almíbar que hay que aprovechar.

Notas:

- Se puede utilizar otro tipo de ciruela y probar con frutas similares con piel. También nos servirá otro tipo de vino dulce.

- Si se desea, se puede añadir un poco de azúcar o panela, también una pizca de canela, dependiendo de cómo las vayamos a consumir.

- No olvidemos que tampoco podemos abusar porque la mistela también contiene azúcar. 

Bon profit!