Nieves, del blog Igloo cooking nos propone viajar en su concurso- La vuelta al mundo. Se trata de enviar una receta dulce o salada que nos recuerde a algún viaje genial que hayamos hecho a algún país explicando por qué fue tan especial…
Mi viaje lo realicé en 1991. Mi marido elegía cada vez viajes más exóticos y complicados. La propuesta fue la India en agosto, tiempo de monzón, durante un mes, con una agencia de esas que organizan viajes “cutres”, que no baratos. Un mes en la India, en el Rajasthan y después Nepal. Precioso, pero muy, muy duro, al menos para mí lo fue. Por suerte, Nepal ya me pareció diferente. Lo mejor, fue madrugar a las 5 de la mañana porque si había suerte podríamos divisar desde una barca en un lago, el Himalaya. Nos dijeron que en agosto no era fácil, pero tuvimos mucha suerte y lo vimos a la perfección. El amanecer viendo allá en el fondo, aquellos picos altísimos, desafiándonos. Fue el colofón final a un viaje nada fácil.
Eso creía yo, que todo había terminado. Pero a la vuelta, el avión hizo escala en Jordania, en el aeropuerto de Amman. Desembarcamos y nos informaron que había “overbooking” y que nos teníamos que quedar allí hasta que nos dijeran. El aeropuesto de Amman estaba en medio del desierto. Tenía unas ventanas chiquitas en la parte superior. Sólo veíamos mujeres de negro y muchas con burka. ¡Menudo cambio de colores, respecto a la India y al Nepal!
Sin maletas, ni siquiera llevaba un mínima bolsa de aseo (desde entonces nunca viajo sin ella). ¿Qué hacía una chica después de un viaje tan largo y duro sin su neceser?
Pero a estos viajeros intrépidos, les importaba un bledo lo que yo necesitaba y nada… a seguir con la aventura. "¿Por qué no nos vamos al Mar Muerto?" Así y sin pensarlo más, me vi subida en un autobús camino de Amman. Y ahí vino la sorpresa. En el autobús, aquellos jordanos, tan “simpáticos”, me tocaban el culo, sin importarles que nuestros maridos fueran a nuestro lado. Os juro que por mucho que me moviera, que cambiara de posición, no había manera. No os podéis imaginar, lo largo que se me hizo aquel trayecto de 32 kms.
Una vez en Amman, alquilamos un taxi, nos paraban a menudo, militares con metralletas, nos miraban y no sé qué le decían al taxista. La respuesta a aquello era fácil. Al otro lado, estaba Israel. Llegamos al Mar Muerto. Había poca gente. Familias, las mujeres tapadas de arriba abajo, algunas de negro. Los únicos “guiris”, nosotros.
Sabían nuestros aventureros maridos, que la gran concentración de sal en las aguas de este mar, hace flotar y claro, no nos podíamos perder esa experiencia; no teníamos ni bikini, ni bañador. No problem! Ellos en calzoncillos, nosotras en bragas y sujetador. Flotar, sí que flotamos, fue una sensación extraña y divertida, la piel se quedaba, muy pero que muy seca. No os podéis imaginar cómo nos miraban aquéllas gentes. De vuelta, como era de suponer, el taxista nos quiso cobrar mucho más de lo acordado y yo seguía sin mi neceser con mis preciados útiles de aseo.
Esta es la historia de un viaje del que no tengo ni una foto. Es lo que tienen los divorcios, que hay cosas que se las queda sólo uno.
Y porque esa experiencia, recordada tras tantos años pasados, me parece ahora divertida, he decidido preparar una receta de Jordania. He aprendido mucho buscando información, pero no os la puedo contar aquí, que ya el post es bastante largo.
La cocina Jordana es muy variada. Jordania es uno de los mayores productores de aceitunas por eso se utiliza aceite de oliva en la cocina.
El plato más importante de la cocina de Jordania es el mansaf. Se elabora con cordero cocido en una salsa de yogur fermentado y se sirve con arroz o búlgur. Después de buscar y buscar recetas jordanas, me he decidido por una que me ha parecido original pero sobre todo necesitaba que fuera apta para mi dieta y que gustara en casa. Se puede realizar con un relleno de carne tal y como se muestra en el video que os adjunto para ver su realización.
El Sambousek, también conocido como Samboosak o Sambousak es un pastel frito muy popular en Egipto y en otros países del Medio Oriente: Líbano, Siria, Jordania y Palestina. Se sirven como aperitivo, 3 o 4 pastelitos rellenos de carne o de queso y se pueden acompañar con nata.
Se pueden encontrar diferentes variantes en cada país, así como diferentes formas. La mayor diferencia está en el relleno utilizado.
Yo he elegido esta receta de Sambousek relleno de queso. Los ingredientes en la receta original vienen en tazas y he tenido que ir pesando cada uno. Después, me he encontrado con que sobra bastante relleno, así que he pensado utilizarlo en otra receta. Si queréis, podéis reducirlo a la mitad, pero os aconsejo dejarlo, porque así tenéis una mezcla de quesos y cebolla muy rica. Mi hijo y un amigo, se los han comido de una sentada mientras se ponían histéricos con el partido de fútbol contra Portugal.
Espero que os guste y os haya divertido mi historia.
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Ingredientes
Masa del sambousek
- 2 tazas de harina (280 g)
- ½ cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de levadura seca de panadero
- ½ taza de agua mineral templada (90 g)
- 1 pizca de azúcar
- 1/3 de una taza de aceite de oliva suave (50 g)
Relleno del sambousek
- ½ taza de queso gruyère o feta (150 g de gruyère) (se pueden variar los quesos)
- 1 taza de queso rallado (130 g de emmental)
- 1 cebolla muy picada (60 g)
- 3 cucharaditas de semillas de sésamo
PreparaciónTMX
El relleno
- Triturar los ingredientes en el vaso, 10 segundos, velocidad 6. Añadir el sésamo. Reservar. Si hace calor, mejor en la nevera.
- Lavar el vaso y preparar la masa.
La masa
- Poner 4 cucharadas de agua (30 g) en el vaso. Programar 1 minuto, 37º, velocidad 1.
- Añadir la levadura, programar 5 segundos, velocidad 6.
- Añadir el azúcar, la sal y la harina tamizada.
- Añadir el resto de agua (60 g) y el aceite.
- Amasar en velocidad espiga, 3 minutos hasta que tengamos lista la masa.
- Colocar la bola de masa en un bol untado con aceite.
- Cubrir con un paño o con papel film y dejar leudar en un sitio cálido hasta que doble su volumen.
- Volver a amasar muy bien.
- Aplanar bien la masa hasta que esté muy fina.
- Con un cortapastas o un vaso, formar círculos de unos 10 cm de ancho. Si los queréis más grandes, tendréis que buscar un objeto mayor.
- Colocar una cucharadita del relleno sobre cada círculo de masa. Para cerrarla bien y que no se salga el relleno, pincelar los bordes con agua o huevo, luego presionar al cerrar y hacer un repulgue hacia el centro. A mí se me han deformado un poco, tras el horneado y la fritura, pero como los voy a repetir, mejoraré, seguro.
- Freír en abundante aceite hasta que tengan un color dorado, dándoles la vuelta por cada lado. Yo los he hecho de las dos formas. Los que iban al horno, los he pintado con leche y los he horneado a 180º hasta que los he visto dorados.
- Servir calientes.
Preparación tradicional
El relleno
- Mezclar los ingredientes removiendo muy bien. Reservar. Si hace calor, mejor en la nevera.
La masa
- Disolver la levadura en 4 cucharadas de agua tibia hasta que se forme una masa lisa.
- Tamizar el azúcar, la sal y la harina en un bol grande.
- Añadir en un pozo hecho en el centro, la masa de harina y levadura, el aceite y el resto de agua.
- Mezclar bien y amasar un poco hasta que tengamos lista la masa.
- Transferir la masa a una superficie enharinada y amasar bien a mano.
- Colocar la bola de masa en un bol untado con aceite.
- Cubrir con un paño o con papel film y dejar leudar en un sitio cálido hasta que doble su volumen.
- El resto, como en TMX.
Notas:
- Mantenerlos cubiertos de papel de cocina hasta que vayamos a freírlos para que no se sequen. Igualmente, después de cocinarlos, dejar que escurran el aceite sobrante colocándolos sobre papel de cocina.
- Se puede preparar con antelación y congelar antes de freír.
- Los he preparado fritos y horneados para así poderlos probar yo que no puedo tomar fritos.
- El problema que os podéis encontrar, tanto si los preparáis fritos como horneados, es que si no habéis cerrado muy bien la masa (tal y como os indico en la receta), el queso se salga y el sambousek se quede sin relleno.
Bon profit!
Menuda experiencia Marisa, yo por eso no salgo de Europa...jiji, las exotiqueces las dejo para los exóticos y yo no lo soy nada, además me he criado conjuntamente con otras culturas, indios (de la india), judíos, musulmanes y sobre ésta de cultura tendría mucho que decir. No obstante, son aventuras que no se olvidan y ahí están, para contar a los nietos, pero vamos a la receta, seguro que ni la reina Noor de Jordania ha tomado unos Sambouseks como estos, pongo el pescuezo. Te deseo lo mejor en el concurso, en el que te recuerdo, somos rivales, así que, que gane el mejó. Un beso guapa.
ResponderEliminarSi yo te contara... tenía un marido que me llevaba de viaje sí o sí a sitios que ni te cuento. Yo de maleta y traductora oficial en inglés y francés, muy poco valorada, por cierto. Bueno, de eso ya hace, así que al menos me ha divertido recordarlo. Ya sé que competimos, pero me parece que no somos muchos así que, como tú dices, que gane el mejó. Gracias guapo
EliminarYo he estado en el mar muerto, pero al otro lado, en Palestina (y en unas circunstancias radicalmente diferentes). El viaje dio lugar a un blog, Cooking Palestine, que tengo enlazado en mi blog habitual... igual me animo y escribo una entrada... Las samosas increíbles, me gustan, las suelo comprar pero nunca las he preparado, por eso de andar haciendo la masa... desde que me quedé sin máquina de hacer pasta (en los divorcios se pierden muchas cosas, es verdad!) me da pereza estirar a mano, antes usaba el estirador de lasaña... a rodillo da muuucha pereza...
ResponderEliminarAna, ya he entrado en el blog Cooking Palestine y he leído alguna entrada. Es una buena causa. No me seas vaguetona que el rodillo no es para tanto. Yo tengo uno de aluminio pequeñajo, de marca que empieza por T, que es una gozada. besotes
Eliminarhummm que rico Sambousek... me encanta, voy a tener que probarlo en cuanto vuelva a madrid, ahora estoy de vacas! jeje! Me ha encantado la receta, me ha hecho mucha ilu claro y me he reido mucho con la historia, la falta de neceser es lo peor casi casi peor que lo del autobús jajajaj! pero al mismo tiempo lo que cuentas es precioso lo del Himalaya, lo del mar muerto... yo sé que debe ser un viaje durísimo a mi hermano y a mi cuñada también se lo pareció y nos cuentan cada cosa que no veas, pero aún así creo que tarde o temprano lo terminaré haciendo!!! Un besazo!
ResponderEliminarGracias Nieves, me alegra que te hayas reído y eso que he tenido que resumir porque el viaje de un mes dio para mucho. Ahora si lo haces, igual ya es bastante mejor, son más de 10 años. Espero tener suerte en tu concurso y termina de disfrutar tus vacas que en Madrid debe hacer un calor. Un besote
EliminarQue aventura Marisa!!! No te aburrias verdad?? jajajajaja
ResponderEliminarInteresante receta,a mi me gusta todo lo que lleve queso.
Mucha suerte en el concurso.
Besos!!!
Si yo te contara, Paquita, viajando durante 20 años, más de una vez al año y de maleta franco-anglo-parlante. Bueno, también disfruté en muchas ocasiones y me ha hecho ver la vida totalmente diferente. Viajar, abre la mente, pero lo de mi ex, era, y sigue siendo exagerado. Besitos
EliminarQue rica receta me encantan estas cositas.
ResponderEliminarMenuda tela con los Jordanos, menuda cara dura.
Besitos.
Hola Mercedes. Me alegra que te guste la receta. El viaje dio para mucho pero esta anécdota después de un mes en la India, fue el no va plus. besitos y gracias
EliminarComo siempre receta muy interesante, el viaje toda una aventura, yo comparto el sentimiento de tristeza que me origina esos maravillosos países que sin embargo la vida de sus habitantes es tan trágica, cuentas tus historias de una forma que haces que la vivamos también quien lo leemos. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo
MªJosé
Gracias M José, imagino que eres mi amiga del face. He tenido que resumir pero no se me da mal escribir sobre mis historias. Me ha costado escribir la entrada porque había contado casi todo el viaje de la India y Nepal y claro, no era el caso. Es verdad que es trágico cómo vive la gente en esos países y lo bien que viven sus mandatarios. Bueno, por aquí, últimamente también vamos bien... Me alegra que te guste la receta.
EliminarAnda, niña, que eres más viajera que yo, jejeje. En Jordania estuvimos hace 2 años, y me encantó... pero, como dices, yo ya no viajo sin un "mini-neceser" en el equipaje de mano desde que padecí una odisea similar en el aeropuerto de São Paulo, ¡qué horror!.
ResponderEliminarLas "sambousek" las probé, y son una delicia. Probaré la versión "thermomixera" y con horno.
Un beso grande.
Jejeje. lo que es seguro es que no fue un viaje para nada aburrido, al menos visto con el paso de los años, porque en ese momento imagino que desearías que se acabara ya mismo.
ResponderEliminarLas sambousek se ven muy buenas, como unas empanadillas con un relleno muy rico, aunque en el horno han de quedar más ligeras.
Besos.
Menuda aventura! menos mal que mi marido no es tan exotico! ahora te ries, pero seguro que entonces si hubieras podido cerrar los ojos y aparecer en casa lo hubieras hecho...fuisteis muy valientes de quedaros en ropa interior en un pais como ese, que aunque seas extranjero, menudos pollos pueden armar...ah y la receta me tienta, unos "pastissets" muy originales, me los apunto para hacerlos en vacaciones...
ResponderEliminarTienen muy buena pinta y la masa en su punto :)
ResponderEliminarMuy buena receta muchas gracias, me sirvió de mucho, estoy haciendo mi tesis final sobre el viaje de mis sueños con una temática, eleji los carnavales en el mundo, y me pide los platos típicos de cada lugar visitado, Egipto fue uno de ellos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por compartir, me has ayudado muchísimo.! :)
saludos desde Argentina
Muchas gracias por contármelo. Me alegra haberte podido ayudar. Un beso desde Valencia
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