Como cada mes, vuelvo a participar en el Reto Cocina Regional Italiana de mi amiga Maggie. De nuevo nos propone que elijamos una receta navideña tradicional italiana. Os cuento cómo elegí mi receta.
El pasado julio, mi amiga quiso celebrar que el reto CRI, ya tiene una duración de más de 5 años. Ella es de sorteos y de regalar, siempre, cosas útiles y muy bien elegidas, chulas. No es la primera vez, que recibo en mi casa un paquete. Participé con una receta especial del reto, que yo no había hecho y de eso se trataba. Elegí los Taralli Pugliesi. Tuve la gran suerte de ganar el regalo que más me gustaba el libro La ciencia en la cocina y el arte de comer bien de Pellegrino Artusi. El primer recetario de cocina italiana de la historia, publicado en Italia en 1891. Él mismo, al no poder encontrar editor decidió correr con los gastos de la primera edición y el libro tuvo mucho éxito y fue reeditado en numerosas ocasiones. El manual estaba dirigido a un gran público (la burguesía de la época). Nada más y nada menos que el recetario cuenta con 790 recetas. Entre receta y receta, Artusi incluye citas literarias famosas, poemas, anécdotas divertidas y consejos, no sólo de carácter culinario, sino también moral, filosófico y de buenas costumbres.
Ella pensará que se me había olvidado publicar una receta del libro para agradecerle el regalo, pero no, no lo había olvidado, estaba esperando a ver si este año en el reto de Navidad, nos dejaba elegir libremente y preparar una receta navideña que esté en este recetario maravilloso y completo. Elegí los Ricciarelli di Siena y Artusi, hasta facilita una plantilla para que podamos darle la forma exacta o al menos, conseguirlo. Es como un diamante ovalado.
Celebramos con una receta tradicional del Natale toscano, de la provincia de Siena (Italia), los Ricciarelli. Lo gracioso de la elección, es que, tras elegir la receta, busqué información en Wikipedia y mirad lo que pone:
“…Antiguamente esta galleta solo se preparaba por Navidad. Con el paso de los años, para satisfacer la fuerte demanda de visitantes y turistas de todo el mundo, su elaboración se ha extendido a otros meses del año. Su fabricación se efectúa en conventos y herboristerías: en el centro histórico de Siena. …Cuenta la historia que un habitante de Siena, llamado Ricciardetto (de aquí el nombre del dulce) della Gherardesca, había informado a su vuelta de las Cruzadas en Tierra Santa de pasteles con la forma de las babuchas del sultán.
Una primera referencia específica al término ricciarello aparece en una larga lista de pasteles toscanos de 1814 en el Ditirambo di S.B. in onore del Caffè e dello Zucchero de Livorno, donde se alude a la lupa i ricciarelli (la lupa era una contrada de Siena). En 1891 se publicó la primera edición de la importante obra Scienza in cucina e l'arte di mangiar bene de Pellegrino Artusi, primer ejemplo de un compendio de la tradición culinaria nacional: en este volumen la receta de ricciarelli di Siena incluye los mismos ingredientes que siguen empleándose hoy (azúcar blanca fina, almendras dulces y amargas, clara de huevo y piel de naranja)…”.
Como podéis comprobar, hacen referencia al libro y su autor, porque está en el libro. Me gusta haber elegido bien.
El origen de los Ricciarelli di Siena no está muy claro, pero se sabe que el origen del marzipanetti data del siglo XV y que estaba presente en la mesa de Caterina Sforza el día de su boda. Estos dulces se elaboraban en conventos o boticas, los únicos lugares donde se podían encontrar las especias y aromatizantes necesarios para aromatizar y preservar los alimentos. Como evidencia de esta tradición se puede ver incluso hoy en día, antiguas boticas cerca de la Piazza del Campo de Siena, que preservan los techos con frescos con escritura de oro alabando a los Ricciarelli, Panforte y otros productos dulces procesados en estos talleres.
Las almendras, el azúcar y la
clara de huevo se mezclan y se dividen en trozos pequeños que se colocan en el
horno. Es muy importante dejar reposar bastante tiempo las galletas, una vez formadas
para que se forme una corteza seca en la superficie. Esa corteza seca en la
masa de galletas también es vital para obtener el efecto craquelado y crujiente
del exterior. Al hornearlo, la masa en el interior se expande y rompe el
exterior seco, permitiendo que se vean grietas doradas en el exterior blanco. El resultado final es una masa muy
suave y aromática terminada con una generosa pizca de azúcar en polvo.
Mis Ricciarelli son sin azúcar y
están deliciosos igualmente, pero aunque los he hecho tres veces para intentar
conseguir el craquelado, sin azúcar, no ha sido posible. Estoy orgullosa del
trabajo realizado y de mi constancia. Ahora bien, si leemos la receta original
de Artusi, en ningún momento indica que se tengan que rebozar en azúcar y
tampoco, que tengamos que obtener una superficie craquelada, por lo tanto, me
motivo sabiendo, que no pasa nada, mis Riccarelli, son los auténticos, ja, ja.
Elegid si queréis elegir la receta de Artusi o la moderna que publican los
blogs italianos.
Están tan buenos, que los he repetido tres veces y prefiero la forma tradicional de Artusi. Leed las dos y elegid. Ya os aviso que con edulcorante, la forma moderna, no sale bien.
Están tan buenos, que los he repetido tres veces y prefiero la forma tradicional de Artusi. Leed las dos y elegid. Ya os aviso que con edulcorante, la forma moderna, no sale bien.
Mil gracias, querida Maggie, como
siempre el regalo es un lujo. Me encantan los libros de cocina, éste es
maravilloso.
Ingredientes
He adaptado un poco la receta del libro, reduciendo mucho la cantidad de azúcar y obviando la almendra amarga, pero eso no asegura que al comprar almendra, alguna salga amarga. No pude comprar obleas y los he hecho sin ellas. Os pongo la foto del libro y el enlace por si os interesa.
- 1 naranja, preferentemente ecológica
- 200 g de almendra blanca sin piel
- 20 g de almendra amarga o la punta de 1 cucharadita de extracto de almendra amarga
- 10 g de harina de maíz o normal (no lo indica)
- 10 g de harina de maíz o normal (no lo indica)
- 120 g de azúcar de abedul o de azúcar (220 g de azúcar)
- 2 claras de huevo
- 1 cucharada de agua fría (no pone)
- obleas (no puse)
*una hoja de papel de hornear
*una bandeja de horno
Antes de empezar…
- Pelar la corteza de la naranja con un pelador cuidando que no quede nada de parte blanca.
- Separar las claras de la yemas.
- Mojar la base de la bandeja de horno con agua y pegar la hoja de papel cortada a medida para que no se mueva.
- Calcar la plantilla en un trozo de papel de horno y recortarla.
Preparación en TMX
- Poner la mariposa y agregar las claras de huevo con una pizca de sal. Programar, 3 minutos, velocidad 3 y ½. Comprobar que están montadas y si es necesario, añadir un minuto más. Reservar.
- Poner en el vaso la corteza de naranja, las almendras, la harina y el azúcar de abedul o azúcar. Programar, 20 segundos, velocidad 10. Bajar los restos de las paredes hacia las cuchillas con la ayuda de la espátula.
- Lavar y secar bien el vaso.
- Verter con cuidado las claras y programar, 30 segundos, velocidad 3. Remover la mezcla con la espátula.
Preparación tradicional
- Montar las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Reservar.
- Poner en el vaso de un robot o picadora, la corteza de naranja, las almendras, la harina y el azúcar de abedul o azúcar. Triturar bien hasta que todos los ingredientes estén integrados y la mezcla sea húmeda y homogénea.
- Incorporar poco a poco las claras. Remover con cuidado la mezcla con la espátula hasta que se incorporen.
Formado y horneado (moderno)
- Espolvorear la superficie de trabajo con azúcar glas y formar un cilindro grueso.
- Cortar en rodajas de aproximadamente un centímetro de grosor y darle a cada rebanada la clásica forma de Ricciarelli (forma de diamante como la plantilla).
- Pasarlos uno por uno por abundante azúcar glas y colocarlos en la bandeja (hice glas el azúcar de abedul y fui rebozando los Ricciarelli, pero no es necesario que lo hagáis, porque no funciona con este edulcorante). En la receta de Artusi, tal y como leeréis más adelante, no se hacen igual.
- Colocarlos en la bandeja dejando un espacio entre ellas.
- Dejar a temperatura ambiente durante aproximadamente una hora o hasta que la parte superior se haya secado y haya formado casi una pequeña costra. (Esto puede llevar más tiempo en áreas húmedas). Pre-agrietar la cáscara apretando ligeramente las galletas de las esquinas opuestas. Pre-agrietarlos los hace mucho más bonitos si se desea ese hermoso contraste de oro-blanco. Hay quien recomienda que el reposo dure toda la noche.
- Hornear en horno precalentado a 150º durante unos 18-20 minutos, no deben oscurecerse sino permanecer blancos. Como cada horno es diferente, es importante controlar la cocción.
- Cuando comiencen a formarse grietas en la superficie, están listos. Estarán blandos, pero se endurecerán a medida que se enfríen.
- Espolvorear la superficie de trabajo con azúcar glas y formar un cilindro grueso.
- Cortar en rodajas de aproximadamente un centímetro de grosor y darle a cada rebanada la clásica forma de Ricciarelli (forma de diamante como la plantilla).
- Pasarlos uno por uno por abundante azúcar glas y colocarlos en la bandeja (hice glas el azúcar de abedul y fui rebozando los Ricciarelli, pero no es necesario que lo hagáis, porque no funciona con este edulcorante). En la receta de Artusi, tal y como leeréis más adelante, no se hacen igual.
- Colocarlos en la bandeja dejando un espacio entre ellas.
- Dejar a temperatura ambiente durante aproximadamente una hora o hasta que la parte superior se haya secado y haya formado casi una pequeña costra. (Esto puede llevar más tiempo en áreas húmedas). Pre-agrietar la cáscara apretando ligeramente las galletas de las esquinas opuestas. Pre-agrietarlos los hace mucho más bonitos si se desea ese hermoso contraste de oro-blanco. Hay quien recomienda que el reposo dure toda la noche.
- Hornear en horno precalentado a 150º durante unos 18-20 minutos, no deben oscurecerse sino permanecer blancos. Como cada horno es diferente, es importante controlar la cocción.
- Cuando comiencen a formarse grietas en la superficie, están listos. Estarán blandos, pero se endurecerán a medida que se enfríen.
Preparación tradicional del libro
- Pele las almendras, séquelas al sol o al calor del fuego y májelas muy fino en el mortero añadiendo poco a poco, dos cucharadas del azúcar señalado. Después incorpore el resto de de azúcar, mezclando bien.
- Monte las claras y añada las almendras y la ralladura de naranja.
- Mezcle con una cuchara de madera y vierta la preparación sobre la tabla de amasar, previamente espolvoreada con una ligera capa de harina, solamente la necesaria para estirar la masa con el rodillo, dejándola de medio dedo de grosor.
- Entonces, córtelos con el molde y el cuchillo.
- Colóquelos en una bandeja cubierta con oblea y cuézalos en horno a calor moderado para que queden tiernos. Si no dispone de horno, que es lo más adecuado, utilice horno de leña.
- Una vez cocidos, corte la parte de obleas que sobrepasan los bordes de las galletas, que resultan de una refinada calidad.
Notas:
- La cantidad de Ricciarelli, dependerá del tamaño. Si se
utiliza la plantilla del libro, son grandes y salen unos 8. Si se hacen más
pequeño, una docena más o menos.
- A pesar de que no han salido como los originales, porque el
azúcar de abedul, no sirve para rebozarlos y que se produzca el precioso efecto
craquelado, vale la pena hacerlos sin azúcar y sin rebozarlos, estarán menos
dulces y ricos igualmente. Para los diabéticos es mejor dosificar su consumo.
- Los ingredientes y la técnica de los Ricciarelli y los Macarons
franceses, son similares. También los macarons, se dejan secar antes de
hornearlos con el fin de que se forme una costra exterior. La buena noticia es,
que los Ricciarelli son bastante más sencillos de hacer.
- Conservarlos en una caja metálica hermética. Están mejor al día siguiente y se conservan varios días.
- Si te interesa tener el libro de Artusi, te dejo aquí los enlaces: el mío con tapa dura y tapa blanda.
Bon profit!
¿Saben como el mazapán? Porque tienen ese aspecto por dentro, del granulado de la almendra, desde luego tienen que estar de muerte!
ResponderEliminarBesos
Nieves
Marisa no cabe duda de que has dado buen uso a ese maravilloso regalo, en realidad premio, por tu aportación al concurso. La espera merece mucho la pena como acabas de demostrar.
ResponderEliminarTe has llevado esta receta a tu terreno de manera maravillosa y estoy segura de que no se notará la ausencia de azúcar. La pinta sin duda es tentadora a más no poder y la forma se la has dado preciosa, no sé si perfecta según la tradición y esa plantilla de la que nos hablas, pero sí una maravilla que entra por los ojos.
Así da gusto ponerse con el modo navideño ON
¡BEsos mil!
Gracias por compartir esta magnifica receta, me viene de mil amores por lo de sin azúcar. Si te sirve de algo te diré que para espolvorear yo utilizo sirope de agave en polvo, lo compro en el herbolario.Si te interesa que te mande alguna foto dímelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mes pasado los publiqué yo también, aunque mi receta es diferente a esta . La vi en el blog de Isabel y ella a su vez , la había visto en el blog de una chica italiana.
ResponderEliminarSon riquísimos , los hago a lo largo de todo el año pero por estas fechas no fallan.
Me apetece meterme dentro de la pantalla ja ja .
Buen día Marisa !
La cocina italiana es muy mediterránea, como la nuestra, será por eso que sus platos se adaptan perfectamente a nuestros gustos.
ResponderEliminarNo he probado este dulce, tengo la impresión de que ha de recordar al mazapán y ha de estar muy bueno.
Besos.
ohh super ricos me parecen. Anotada para ver si me sale
ResponderEliminarMarisa se ve un bocado estupendo :-)))
ResponderEliminarQue te voy a decir que ya no sepas? que te quiero! que me he emocionado leyendo la entrada, que es preciosa y que me alegro tanto tanto de que estes disfrutando del libro que un poco de envidia me das jejejejeje. Me encanta la receta y la sorpresa, te han quedado geniales y tiene mucho mérito. Muchísimas gracias por participar! Besitos
ResponderEliminarVaya regalo que nos has hecho, un dulce de navidad que tiene que estar de chuparse los dedos literalmente, me llevo tu receta, gracias Marisa
ResponderEliminarMarisa una entrada preciosa, ese libro es una joya y que bueno que lo tengas, nos documentas perfectamente de esta receta y siempre digo que admiro esa persistencia con las recetas para que queden perfectas, sin duda los tuyos son los originales. Que con craquelados o no, se ven muy bien, me encanta la reducción de azúcar, besos mi bonita, te mando un abrazo grandote
ResponderEliminarMarisa serán o no los originales, pero el mérito de hacer un bocado dulce apto para los que no pueden tomar azúcar, como tú, es un éxito de entrada, y ya si son tan idénticos, con craqueladuras o no, con azúcar o no, tampoco se lo cuestiona nadie, viendo el bonito resultado de tu trabajo, dan ganas de probarlo sin cuestionarse nada de nada, solo cerrar los ojos y disfrutar.
ResponderEliminarBesos.
Hola Marisa, se ven deliciosos ademáss de elegantes. También un regalo perfecto para estas navidades, para disfrutar con gusto, mil besos!!
ResponderEliminarNo me puedo negar a esta receta que tiene que estar deliciosa y nada mejor que hacerlas. gracias guapa. besinos
ResponderEliminarHola Marisa. No conocía este dulce pero con los ingredientes que lleva tiene que estar muy rico y además parece sencillo de preparar.
ResponderEliminarMe llevo tu receta porque tengo almendras y si puedo, los prepararé para navidad, ya que tienen la ventaja de no contener gluten, que es un ingrediente que esos días (entre bastantes otros, malditas alergias) tengo que desterrar del menú.
Un beso.